AFIRMA EL PORTAVOZ DE LOS OBISPOS ESPAÑOLES
Los obispos condenan sin matices la maternidad subrogada
El sacerdote José María Gil Tamayo explicó que constituye una «explotación de la mujer y del niño» al convertirlo en «objeto de consumo»:
«Un hijo no es un derecho, ni es un deseo. Es un don. Los niños y las mujeres no tienen precio. La maternidad subrogada constituye una explotación de la mujer, y del niño, que se convierte en un objeto de consumo, con una clara mercantilización en todos los casos, sea mediante dinero o por donación»,explicó el sacerdote José María Gil Tamayo.
«Hablemos a las cosas por su nombre, sin eufemismos. Si es vientre de alquiler, es vientre de alquiler; si es aborto, es aborto, no es interrupción del embarazo. Al margen de vinculaciones afectivas entre la madre gestante y el niño gestado, será siempre fruto de una transacción al servicio de un derecho falso, que es el derecho a tener un hijo. Tanto si se paga el servicio de gestación como si no se hiciera,contraviene el orden natural de la procreación humana. Se trata de un medio alternativo que la Iglesia no acepta»
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