INTRODUCCIÓN de Los amos del PSOE
Este
es un libro airado. No podría ser de otra forma cuando se comprueba lo
que un partido político, el Socialista, dice ser y lo que es en
realidad, cuando se advierte el divorcio existente entre la imagen que
han pretendido dar al electorado y su fisonomía auténtica. Ningún
partido político español, y sépase esto desde el inicio, sufre un
divorcio tan extremo entre lo que es y lo que dice ser, como el Partido
Socialista Obrero Español. Esta impresión, que ya teníamos de manera
apriorística, ha ido creciendo a medida que avanzábamos en nuestro
estudio.
Quien
esto escribe se considera apolítico en el momento actual. Apolítico en
el sentido antiguo, griego, del término, es decir, no como desinterés
por los sucesos que a diario ocurren en el ambiente social y nacional,
en que nos encontramos y que, de una forma u otra nos afecta, sino como
distanciamiento y lejanía de todo lo que ocurre en la esfera política.
Tenemos la sensación de que en el teatro de la política española se
representa una comedia que no nos interesa, que nos podría divertir
extraordinariamente, sino fuera porque nos afecta, lo queramos o no. Y
por que nos afecta, seguimos el desarrollo de cada una de sus escenas y
actos, en ocasiones, con un asco y una repugnancia mal disimulada y,
siempre, con una sensación y una voluntad de distanciamiento de todo
lo que es la política española de los últimos años: por tanto, y aunque
en el pasado militáramos con ilusión y entrega en una determinada
opción política, hoy nos mantenemos en la quietud y serenidad, que
produce el situarse en el eje de una rueda, y no en su periferia, allí
donde se mantiene una estabilidad, en la que importa poco que parte del
círculo de la rueda esté arriba y que otra esté abajo. Desde el punto de
vista del comportamiento electoral, si hay que dar un punto de
referencia, esto se traduce en un insistente voto en blanco. Tal es hoy
nuestra postura y en tal espíritu se ha escrito este libro, que no
pretende sino desenmascarar lo que realmente es el PSOE, no con la
insana intención de que este trabajo pueda ser utilizado por la
oposición de derechas –a la que, por otra parte, se podrían verter las
mismas acusaciones que vamos a dirigir contra el socialismo español-
sino de servir a la suprema causa de la verdad histórica.
Creemos
que hoy no puede hablarse aisladamente de socialismo y de
conservadurismo, de derecha e izquierda, de poder y oposición, todo esto
queda unido e integrado dentro del Sistema. Aquellos lectores, que
alguna vez se hayan interesado por la Kabbala
hebrea, conocerán que el llamado “Árbol Sefirótico” puede ser
descompuesto en dos costados, el izquierdo y el derecho, que representan
al edénico árbol del bien y del mal, y la rama central, que representa
al árbol de la vida. Pues bien, a nuestro modo de ver, la política de
los sistemas occidentales no permite otra cosa
que pasar de una a otra rama del bien y del mal, penduleando cual vulgar
primate entre una serie de opciones alternativas: derecha e izquierda,
poder y oposición, progresismo, conservadurismo, este-oeste,
imperialismo-nacionalismo….Lo cual nos impide ver lo absoluto. Hoy lo
dual es el sistema y la única revolución posible, la sola
reivindicación, por la que vale la pena entregarse, es la de recuperar
el sentido de lo Absoluto. Y esto no puede encontrarse dentro de la
dualidad del Sistema.
El
sistema lo recupera todo y lo integra en cualquiera de sus partes. Si
uno tiene la sana intención de escribir un texto panfletario anti-PSOE,
el sistema se encarga de colocarlo a la derecha o marcarle con el
sambenito de que hace el juego a la derecha. Por eso he creído
conveniente firmar una declaración jurada, en la que daba testimonio de
mi apoliticismo actual y de mi rechazo a los vectores de derecha, centro
e izquierda que componen hoy el Sistema, augurando que en él no hay
solución a ninguno de los problemas sociales, políticos, económicos, y
que para que nuestra civilización rectifique el actual proceso de crisis
y decadencia debe, ante todo y sobre todo, salir del universo dual en
el que se encuentra.
Por extraño que pueda parecer esta digresión nos lleva a la temática central de nuestro libro. Miren por donde.
Nuestra tesis es:
A
finales del siglo pasado [el XIX] un grupo de intelectuales burgueses
se planteaban la creación de un nuevo modelo de sociedad y la transición
hacia ella de manera evolutiva. Querían superar el liberalismo
económico y las formas políticas, que eran connaturales a éste. Y, de
alguna forma, querían superar también la dualidad, a la que nos hemos
referido, saltar del Árbol del Bien y del Mal, al Árbol de la Vida,
planteamiento que no era extraño si tenemos en cuenta que algunos de
los integrantes de esta secta eran hebreos y, por tanto, tenían un
conocimiento “racial” de la Kabbala,
mientras que otros se movían en círculos concéntricos a la masonería,
que también manejaba idéntico simbolismo. Pues bien, de este grupo de
intelectuales progresistas ingleses, de fines de siglo, surge la
“Sociedad Fabiana” (de ahí parte nuestro estudio), que se irá
extendiendo, no solo por el Reino Unido, sino que saltará a la Europa
industrial y, sobre todo, a los Estados Unidos de Norteamérica.
Esta
sociedad irá creando centros de formación de cuadros, escuelas,
universidades, primero, luego estructuras nacionales, por fin,
internacionales, sociedades tentaculares que harán depender los rumbos
políticos de buen número de países a sus designios. Esta sociedad
logrará influir en cierto número de magnates de la industria y de la
alta finanza mundial por los motivos que veremos a lo largo de esta
obra, magnates que darán origen a las empresas multinacionales y luego a
una serie de clubs de influencia, presión y poder: Bilderberger, y la Comisión Trilateral; serán sin duda las estructuras más conocidas.
Estos clubs y, sobre todo, esta ideología fabiana, se vehiculizará tras la IIª Guerra Mundial en la socialdemocracia, la cual se parapetará en la Internacional Socialista
y será la impulsora de la construcción de un Partido Socialista, que no
tendrá nada que ver con el PSOE histórico, sino que aprovechará parte
de sus cuadros como base para la construcción del nuevo partido
socialista, el cual, seguirá los designios, las consignas y los
intereses de la socialdemocracia, es decir, de la Internacional Socialista,
de los grupos de presión de la alta finanza internacional. De ahí que
digamos: el PSOE no es un partido socialista, ni obrero, ni español: es
el partido de la socialdemocracia europea, amamantado en las ubres del
SPD, de las que chuparon los labios de un Felipe González impidiendo a
su hermano mayor, el PSOE “histórico” y al díscolo Tierno Galván, gozar
de aquellos sabrosos jugos; no es un partido obrero, sino el partido de
la tecnocracia fabiana, que domina tanto su aparato político como el
gobierno de la nación en la actualidad; y negamos su “españolidad”,
porque no basta con tener un DNI sino que hay que demostrar el
patriotismo más allá de las declaraciones oportunistas, y de las
hermosas frases sobre la “unidad incontrovertible de España”, abjurando
del servilismo hacia la Internacional Socialista y a los poderes económicos de las multinacionales, que tras ella se ocultan, dejando de ser el peón de la Alta Finanza en España…..eso sí es patriotismo; comer de la mano de los miembros de la Trilateral
o del CFR es puro servilismo. La conclusión que vamos a presentar a
nuestros lectores no es otra que la de un PSOE “faústico”, que ha
vendido su alma al diablo a cambio de que éste le satisfaga su ambición
de poder.
Como
veremos, el socialismo fabiano pretende salir del árbol de la dualidad y
hacer prevalecer el árbol de la vida. Pero, no a través de una
referencia a un Absoluto, sino al servicio de un presupuesto económico.
Para los fabianos, lo “absoluto” es la economía y de la misma forma que
un panteista reconoce a Dios incluso en una boñiga, el fabianismo lo
reconoce en la economía. Como se ve, nuestra comparación del PSOE con el
doctor Fausto no era tan gratuita como podía parecer en un principio y
era desde luego mucho menos ética que estética. Y, sin embargo, es así:
no negamos que el PSOE, el fabianismo, la Internacional Socialista, los poderes multinacionales de la CT,
Bilderberger, etc. Intentan construir un nuevo modelo de sociedad;
efectivamente, a ello van a través del “gradualismo” como veremos, lo
que afirmamos es que tal modelo de sociedad, que intenta superar la
dualidad del Sistema actual, por su referencia exclusiva a la economía y
a los valores derivados de ella, por estar al servicio de aquella
muestra más alejada de lo Absoluto, precisamente por indicar un puro
trabajo sobre la materia, la economía, esta transformación se nos
muestra como luciférica y demoníaca. El catarismo consideraba que
Lucífer era el rey de este mundo porque éste es el mundo de la materia
y, por tanto, de la negación de lo Absoluto. Tener por referencia a la
economía es, pues, hacer de la materia un fin en sí mismo: es, por
tanto, adoptar una postura luciférica.
George Orwell había presentido todo esto. Ahí está su “1984”
y demás escritos y ensayos. ¿Acaso la sociedad que allí describe no ha
superado todas sus contradicciones y dualidades internas? ¿acaso no es
una sociedad uniforme e igual? Pero ése no es, desde luego, el Árbol de la Vida. Es
el “Árbol Seco”, que nos describían las sagas nórdicas y el mito del
Grial, o las leyendas gibelinas, como signo culminante de la decadencia y
del fin de un ciclo histórico.
Nuestra intención es llevar lo particular a lo global.
Por
eso hablaremos de socialismo fabiano. Demostraremos que el PSOE es hoy
una organización dirigida por una camarilla fabiana, y lo demostraremos,
documentalmente, avalados por una recopilación exhaustiva de noticias,
textos, fechas, datos que harán incontrovertible nuestra afirmación.
Pero todo esto no asaría de ser un mero coleccionismo si no fuéramos
capaces, en ultima instancia, de enmarcar esa “venta del alma del PSOE
al diablo” (venta a precio de saldo, por lo demás) dentro del contexto
general de crisis de la civilización. Así nuestro análisis adquirirá un
valor global y totalizante. Así hablaremos aportando nuestra modesta
contribución a la única tarea que es lo suficientemente grande y hermosa
como para poder convencer a nuestras generaciones de que vale la pena
luchar por ella: la causa de la verdad. O si se quiere emplear una
terminología más simbólica y sugerente: nuestra tarea quiere contribuir a
la nueva floración del Árbol Seco, para que se convierta en nuevo Árbol
de la Vida. Era
el mismo Cristo quien dijo “Yo soy la verdad y la vida”; y para
aquellos que sean hebreos o cabalistas ¿habrá que recordarles que verdad
en hebreo se dice “Emet” y esta palabra contiene en sí otra dos: “Em”,
madre, dadora de vida y “moth”, muerte…..? ¿o acaso para que surja una
nueva aurora de civilización no debe morir la mentira que nos penetra
hasta el tuétano de los huesos?
© 1986. Manuel Bonilla Sauras
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