PELIGRO: Nueva Era, Gnósticos y esotéricos

Libro: Jan Van Helsing - Las Sociedades Secretas y su poder en el Siglo XX

Autores: Osho, Pablo Coelho

Documental: Peter Joseph - Zeitgeist

viernes, 9 de octubre de 2015

La cultura de la muerte y la verdadera cara de la eutanasia totalitaria

La "misericordiosa" eutanasia muestra su verdadero rostro





Cada vez que los falsos profetas de la cultura de la muerte quieren convencer a la sociedad de la necesidad de legislar en contra de la vida, usan casos extremos. Desde una niña de doce años embarazada tras ser violada por su padrastro hasta otra de la misma edad que sufre una enfermedad neurodegenerativa que la hace sufrir mucho.

En realidad, esos casos son meras excusas para imponer el derecho a matar al no nacido en cualquier circunstancia o para favorecer el suicidio siempre que alguien no quiera seguir viviendo.

Muchos ingenuos piensan que se va a respetar siempre la voluntad de la persona. Tanto en el caso de los abortos como en el de la eutanasia. Cuán equivocados están. Esos mismos apóstoles de la muerte no pararán hasta que sus ideas se impongan a todos. China es ejemplo de lo que un estado puede hacer si se lo propone. No te dejan tener más de un hijo y el aborto es la herramienta preferida para conseguir semejante objetivo. Se me dirá que estamos ante una dictadura, pero les recuerdo que en la muy demócrata Alemania hay padres encarcelados por negarse a que sus hijos reciban una educación sexual contraria a sus valores. Es decir, a estas alturas de la película la democracia liberal ha demostrado no ser muro de contención de totalitarismos, sino un medio más de imponer una voluntad -la de la mayoría- por encima de cualquier derecho de la persona afectada.


Lo que ocurre en Bélgica confirma lo que estoy diciendo. De cada cuatro personas que se toman un cóctel mortal, tres no son enfermos terminales. Simplemente, no quieren seguir viviendo. Sea porque están deprimidos, sea porque tienen una enfermedad que no les lleva a la muerte pero les complica mucho la vida. Pero no les basta eso. Esto dice el promotor de la eutanasia en ese país:
Confrontado con un anciano lúcido que objetaba vehementemente contra su eutanasia en el documental End Credits, el pionero del procedimiento, Etienne Vermeesch, dijo: «Él ya no puede tener opinión sobre el tema. No deberíamos preguntarle de nuevo. Algunas personas tienen un problema con esto. Pero deberían reconocer que una persona incompetente es una persona incompetente».
El Nuevo Orden Mundial, que ni es nuevo (vieja serpiente), ni es orden (más bien atenta contra el establecido por Dios, pero sí mundial (sujeto al príncipe de este mundo), no cejará en su empeño de acabar con cualquier atisbo de civilización cristiana en el planeta. Ya ha logrado imponer el aborto -y los países que se niegan sufren todo tipo de presiones-, impondrá la eutanasia -voluntaria y forzada-, impone la ideología de género, con especial interés en adoctrinar la conciencia de los más pequeños, y hará todo lo que esté en su mano, que es mucho, para enviar a las catacumbas del desprecio social -incluso a la cárcel- al remanente de cristianos que se nieguen a doblar la rodilla ante semejante Leviatán con cara de Gran Arquitecto.

En medio de semejante avalancha, la Iglesia, o al menos parte de ella, siente hoy la tentación de dejarse llevar. La tentación tiene una doble cara. Primero, la del buenismo que busca quedar bien con todos y no oponerse radicalmente a la cultura de la muerte. Se trata de hacer declaraciones más o menos correctas en el fondo, pero desprovistas de cualquier arista en las formas. Eso supone enterrar cualquier atisbo profético y martirial. Debe, por tanto, ser desechado. Pero hay algo aún peor. Asumir parte de las tesis del NOM. Por eso estamos asistiendo a un ataque brutal contra la familia desde dentro de la propia Iglesia, disfrazadándolo de falsa misericordia. La estrategia es exactamente la misma. Se buscan casos “especiales” en los que hacer una excepción que quebrante doctrinas pertenecientes al depósito de la fe. Pero una vez abierta la brecha, la invasión de la herejía sería imparable.
No es casual que cuanto más avanza la cultura de la muerte en el mundo, más parecen avanzar en el seno de la Iglesia aquellos que buscan introducir su veneno en ella. Y como son malos pero no estúpidos, usan estrategias propias del NOM, que han demostrado ser eficaces en el mundo. O abrimos los ojos y la boca, llamando a las cosas por su nombre, o cuando venga el tsunami se nos llevará por delante.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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