Escudo del rito masónico nacional mexicano |
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LA MASONERÍA EN LA HISTORIA DE MÉXICO
(10/7/2011)
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Enemiga perversa e irreconciliable de la Iglesia Católica, la masonería
en la historia de México ha sido aliada para el intento de destrucción
de los valores cristianos de ésta Nación, en general y en el mundo
entero para unir a todos los hombres en el culto del supremo Arquitecto
del universo, sin más dogmas ni preceptos que los de la sola razón. Su
fin: la propagación de todos los errores y todos los vicios, para
corromper y dominar al hombre y la sociedad.
Aunque oculta en su origen y naturaleza -mentiras difundidas por ellos
mismos para llevar a cabo sus fines y propósitos-, son visibles sus
planes y tendencias: conspirar contra los Estados y sociedades en donde
habita. Inculcar la idea de prescindir de Dios y de glorificar al
hombre, para convertir a la sociedad teocentrista en una sociedad
antropocentrista y la aspiración de una felicidad humana sólo material y
terrena por la vana satisfacción de los instintos y apetitos sin
referir nunca a la vida eterna.
La masonería ha intervenido directamente en etapas claves en la
formación de la Nación Mexicana: La Independencia, la Reforma, la
Revolución y la Guerra Cristera. Llevando al enfrentamiento la
problemática social, religiosa y política del país, determinando el
sentido de su historia y tratando de arrancar de tajo los valores de la
civilización cristiana y de la Cristiandad que maravillosamente sentaba
sus bases en la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana bajo su
dirección influencia e inspiración y que había manifestado como en
ninguna Nación el progreso moral, intelectual y material de ésta
sociedad con un fin eterno; truncada por una minoría que poco a poco fue
dominando las altas esferas de la política e imponiendo su ideología.
He aquí sus corifeos y propagadores.
LA MASONERÍA EN NUEVA ESPAÑA
El primero de noviembre de 1765, llegó a México el primer documento con
ideología liberal. Fue el Conde de Aranda, de la Gran Logia de España,
quien trajo de ese país las liturgias y arreos de la masonería con el
propósito de practicar el rito yorkino que había cobrado gran auge en la
Madre Patria , procedente de las logias inglesas que se habían
infiltrado en la Península Ibérica.
En la segunda mitad del siglo XVIII, mientras España se debilitaba bajo
Carlos III, crecieron visiblemente las fuerzas internacionales hostiles a
al imperio español; fue una época de grandes acontecimientos. En
Francia e Inglaterra aumentó la influencia de las logias, que protegidas
por el secreto pudieron actuar desde la sombra y mover a las masas de
acuerdo a sus planes. No sería ya el judío, relativamente insignificante
en número el que saldría a luchar contra los regímenes políticos y las
instituciones católicas, sino las masas -incluyéndose las masas
cristianas- que movidas por él y enardecidas con visos altruistas dieron
la cara al peligro. Las necesidades insatisfechas y las eternas
injusticias disfrazaban los auténticos móviles de la lucha oculta.
Con el visto bueno y el apoyo econónico de la Gran Logia de Inglaterra
del Rito de York se habían establecido en España, en 1728, cuatro
logias: dos en Gibraltar, una en Madrid y una en Cádiz; de estas logias
salieron los primeros masones que llegaron a Nueva España en la época de
la colonia. La primera logia mexicana fue fundada en el año de 1806 por
el español don Enrique Mugi en la casa de don Manuel Luyando, regidor
del ayuntamiento, también de origen español, en el callejón de las Ratas
No. 5 que actualmente es un predio en una calle perpendicular a la
calle de Bolívar, colonia centro, delegación Cuauhtémoc, código postal
No. 06080 México, Distrito Federal.
Los fundadores de esta logia fueron el Marqués de Ulupa, el Lic. Primo
de Verdad, el Coronel Ignacio Moreno, el Lic. Miguel Domínguez y otros
tres más cuyos nombres no se conservan en los documentos históricos. Los
forjadores de la doctrina Independentista fueron influidos por la
ideología de la Revolución Francesa , pero de manera fundamental, por la
filosofía de la francmasonería (masonería francesa); ambas corrientes
ideológicas fueron determinantes en el acontecer político, económico y
social en detrimento de la Nueva España.
El cura del pueblo de Dolores, don Miguel Hidalgo y Costilla, don
Ignacio Allende y el primer canónigo de la Catedral de Guadalajara don
Ramón Cardeña y Gallardo solicitaron ingresar a la masonería. Fueron
aceptados y la ceremonia de su iniciación se llevó a cabo a las 7 de la
noche del miércoles 9 de abril de 1807. Esta logia se convirtió en un
centro de conspiración política y fue denunciada por un vecino, militar
con grado de Cabo, de apellido Franco el 11 de mayo de 1808; el templo
masónico fue allanado y varios masones fueron encarcelados y
sentenciados a muerte por el tribunal de la Santa Inquisición. Hidalgo y
Allende no habían asistido en esa ocasión a los trabajos masónicos. Los
“libertadores” de la patria participaron en la formación de diversas
logias que en realidad eran copias de las españolas.
En vista de que el rito escocés y el rito yorkino prohibían la
conspiración política, decidieron trabajar con el rito de Ramsay, que
constaba de 6 grados: aprendiz, compañero de gremio, maestro, maestro
escocés, novicio y templario. La tendencia de las logias masónicas era
política y básicamente estaban impulsadas por militares inconformes con
el Virreinato y por políticos inmigrantes de Europa. Todos querían
participar en la repartición del botín que significaba para ellos el
nacimiento y esplendor de Nueva España y la intención de desligarla de
la Madre Patria. Vino después el inicio de la guerra de Independencia a
las 11 de la noche del viernes 15 de septiembre de 1810 y posteriormente
la consumación el miércoles 27 de septiembre de 1821. Al constituirse
el México Independiente, los países poderosos de esa época, fueron
reconociendo la autonomía de la República Federal Mexicana y enviaron
embajadores. Los Estados Unidos de Norteamérica nombraron como su
embajador a un diplomático que resultó ser Pastmáster de una logia de
Louissiana llamado Joel Roberts Poinsett,
quien decidió difundir en nuestro país el rito yorkino para lo cual
auspició la instalación de logias masónicas de ese rito que consta de 3
grados; aprendiz iniciado, compañero masón y maestro masón. La fuerza de
la masonería americana comenzó a conquistar adeptos. Varios masones que
habían destacado en el campo de la política y del ejército, se pasaron
al rito de York, pues consideraron que ofrecía mejores perspectivas que
la de los ritos escocés y de Ramsay que se practicaban en nuestro país.
Finalmente a las 21 horas del día miércoles 29 de septiembre de 1825
después de la lectura de un discurso llamado trazado de arquitectura,
según la nomenclatura masónica, se declaró oficialmente instalado el
Gran Oriente del rito de York en la República Mexicana. El rito escocés
es uno de los mas completos y extensos. Consta de 33 grados: aprendiz,
compañero, maestro, maestro secreto, maestro perfecto, secretario
íntimo, preboste y juez, intendente de los edificios, maestro elegido de
los nueve, ilustre elegido de los quince, sublime caballero elegido de
los doce, gran maestro arquitecto, real arco de Salomón, gran elegido,
sublime y perfecto masón, caballero del oriente o de la espada, príncipe
de Jerusalén, caballero del oriente y occidente, ilustre caballero
rosacruz, gran pontífice, venerable maestro ad–vítam, patriarca
noaquita, príncipe del Líbano , jefe del tabernáculo, príncipe del
tabernáculo, caballero de la serpiente de bronce, príncipe de la merced,
soberano comendador del templo, caballero del sol, gran escocés de San
Andrés, ilustre caballero kadosch, gran inspector inquisidor comendador,
sublime príncipe del real secreto y soberano gran inspector general.
En vista de que ambos ritos tenían la meta de tomar las riendas del
Estado Mexicano fue necesario conciliar las rivalidades y se creó el
Rito Nacional Mexicano compuesto de 9 grados; aprendiz , compañero,
maestro, caballero del secreto, maestro perfecto, caballero elegido de
los nueve, caballero elegido de los quince, gran maestro arquitecto y
caballero del águila mexicana. Después de un trazado de arquitectura
siendo las catorce horas del día sábado 26 de marzo de 1826 quedó
constituida oficialmente la Gran Logia Nacional Mexicana.
En la proximidad del primer cambio de mando en la conducción del país
salieron a flote las pasiones políticas, siendo primer Presidente de la
República el General Guadalupe Victoria –cuyo verdadero nombre era
Miguel Ramón Fernández y Félix– empezó la efervescencia política. Don
Guadalupe había sido Respetable Gran Maestro del Rito Escocés y lanzó
como su candidato al General Manuel Gómez Pedraza, distinguido masón que
había sido venerable maestro de la respetable logia simbólica “amigos
de la esperanza No. 7″ y que dentro del gabinete Presidencial
desempeñaba el cargo de Ministro de Guerra. Sin embargo, la mano
norteamericana impidió que un masón el rito escocés gobernara de nuevo a
nuestro país y recomendó a un masón distinguido del rito yorkino: el
antiguo General insurgente Vicente Guerrero, quien fue postulado para el
cuatrienio 1828-1832. Por diversas circunstancias, el General Vicente
Guerrero Saldaña, gobernó solamente en esta ocasión del 1 de abril de
1829 al 17 de diciembre del mismo año. Como puede notarse, a causa de la
injerencia norteamericana, hubo el primer rompimiento entre un
Presidente de la República y un candidato que no era de su simpatía.
Posteriormente, el General Anastasio Bustamante, masón del rito escocés
se rebeló en contra de su hermano masón del rito yorkino, argumentando
que había sido impuesto por los yanquis. Debido a las presiones
políticas de los masones del rito de York, el General Bustamante
renunció públicamente al rito escocés y se pasó al yorkino, aunque de
manera oculta apoyaba con recursos económicos al rito escocés. Para los
norteamericanos ahora el rito yorkino estaba ya encabezado por
Bustamante, quien tenía el poder; no tenía caso entonces seguir apoyando
a Vicente Guerrero, quien además era acérrimo enemigo de Bustamante.
Por tanto ordenaron el asesinato disimulado del general Vicente Guerrero
Saldaña. Con el asesinato de Guerrero, el rito nacional mexicano, que
hasta entonces no había tenido una gran aceptación, cobró fuerza.
En una etapa tan difícil para el país llegó al escenario político
Antonio López de Santa Anna. Proclamándose públicamente como masón del
rito escocés; sin embargo, nunca fue iniciado pero conocía a la
perfección los signos, tocamientos, marchas, baterías, saludos, palabras
sagradas, palabras de pase, señas y contraseñas en la masonería azul,
los cuales seguramente le habían sido revelados por masones traidores a
la orden. Santa Anna embaucó a muchos que creyeron que era masón. Don
Valentín Gómez Farías, masón del rito nacional mexicano, siendo ya
Presidente de la República , publicó un programa político de ideología
liberal que giraba en torno a 3 grandes apartados:
Supresión de las instituciones monásticas y de las leyes que otorgaban a la Iglesia el conocimiento de los negocios civiles.
Cancelación de los fueros del clero y de la milicia.
Educación pública gratuita y laica.
LA ÉPOCA DE LA REFORMA
Estas disposiciones, fueron las que provocaron la caída de Gómez Farías y
la vuelta al poder de Santa Anna. Años después los liberales agrupados
en el rito nacional mexicano, fueron los que redactaron la Constitución
de 1857, misma que sirvió de base a la de 1917 que rige ahora.
El 27 de diciembre de 1865 se fundó el Supremo Consejo del Gran Oriente
de México, habiéndose leído la carta fundamental de la orden que dice
textualmente: Ordo Ab Chao. Universi Terrarum Orbis Architectonis Ad
Gloriam Ingentis. Deus Meumque Jus.Verdaderas, Institutas, Secretas y
Fundamentales de la orden de los antiguos francmasones libres y
asociados y constituciones del rito escocés antiguo y aceptado de
antiguos, libres y aceptados masones: año de 1786. Nos, Federico, por la
gracia de Dios, Rey de Prusia, Margrave de Brandebourg, soberano, gran
protector, gran comendador, gran maestro universal y conservador de la
antiquísima y respetabilísima asociación de antiguos francmasones o
arquitectos unidos. Llamada también orden real y militar del arte libre
de trabajar la piedra o francmasonería. Tolerancia, Unión, Prosperidad. A
todos los ilustres y carísimos hermanos, que la presente vieren. Fieles
a las importantes obligaciones que nos impusimos al aceptar el
protectorado de la antiquísima y respetabilísima institución… etc… el
primer grado es inferior al segundo, éste al tercero y así de los demás,
hasta el grado sublime trigésimo tercero y último cuyos poseedores
vigilarán y gobernarán a todos los que tengan los otros. Un cuerpo o
reunión de miembros de este grado formará un Supremo Gran Consejo,
depositario del Dogma; y defensor y conservador del orden, que regirá y
administrará conforme a las presentes y demás constituciones decretadas…
etc; …dado en nuestro palacio de Berlín, el día de las calendas.
Primero de mayo, año de gracia de 1786 y 47 de nuestro reinado. Firmado:
Federico.
El supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ofreció el cargo
de máximo dirigente denominado: Muy Poderoso Soberano Gran Comendador,
al masón grado 18 Maximiliano de Habsburgo, en el entendido de que si
aceptaba el cargo, de inmediato le serían conferidos los grados 19o. al
33o. Maximiliano declinó cortésmente el ofrecimiento pero sugirió que
tres incondicionales suyos ocuparan los cargos de:
a) Ilustrísimo Teniente Gran Comendador.
b) Gran Secretario General y Guardasellos y
c) Gran Orador.
Dicha sugerencia fue aceptada de inmediato. Con el triunfo de las armas
mexicanas sobre los invasores franceses el rito escocés prácticamente
quedó sin actividad. En masonería cuando algo o alguien queda inactivo
se dice que está en sueños. Al quedar este rito en sueños resurgió con
gran rapidez el Rito Nacional Mexicano cuyo Gran Maestro era el General
Ignacio Comonfort. Al fallecer Comonfort, la dirigencia de la Gran Logia
Nacional Mexicana fue ocupada por el General Porfirio Díaz, quien
poseía el grado 9o., Gran Inspector o Caballero del Águila Mexicana, que
era el máximo grado de este rito y equivalente al grado 33o del rito
escocés. En 1896 los masones de todos los ritos, a pesar de sus
rivalidades y rencillas internas, se agruparon y firmaron un documento
al que denominaron “balaustre de protesta” por medio del cual
manifestaron su inconformidad ante la Presidencia de la República y ante
la opinión publica por la excesiva intervención del clero político en
los asuntos del Gobierno y de la vida social, económica y política del
país.
En ese mismo documento censuraban a su hermano masón Porfirio Díaz Mori
por permitir la coronación de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
La causa era que Porfirio Díaz había iniciado su carrera en el rito
escocés, el cual tiene un acentuado espíritu religioso. El lema de este
rito es: “A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo”. El lema del
rito nacional mexicano es: “Al Triunfo de la Verdad y al Progreso del
Género Humano”. Lema este último que se dice fue propuesto por el doctor
en medicina don Valentín Gómez Farías. Aunque Porfirio Díaz Mori
restringió la acción de la masonería en asuntos políticos, sí favoreció
la creación de logias libres, las cuales trabajaban bajo la bóveda
celeste, es decir sin adscripción a ninguna Gran Logia.
LA REVOLUCIÓN
Años más tarde en una logia del rito nacional mexicano que trabajaba en
forma independiente llamada “Respetable Logia Simbólica Lealtad No. 15,”
expresó sus ideas revolucionarias el masón don Francisco Ignacio Madero
González. Estos principios doctrinarios, para derrocar a su hermano
masón, el dictador, fueron fructificando con el paso del tiempo. Al
llegar Francisco I. Madero González a la Presidencia de la República
varios masones formaron parte de su gabinete. Pero se dice que algunos
sabían que Victoriano Huerta lo iba a traicionar y no fueron capaces de
avisarle, pisoteando los juramentos de la orden. Veamos qué dice el
juramento del segundo grado o grado de compañero: “…prometo también
servir a mis hermanos como leal compañero, defenderlos y socorrerlos y
librarles de todo peligro que les amenazare, avisarles y procurar
librarles de todo peligro cuando sepa que están perseguidos particular o
judicialmente.”
La Constitución de 1917 fue obra de altos dignatarios masones, quienes
dieron forma y contenido jurídico a los ideales de la Revolución
Mexicana y a las aspiraciones del pueblo; de los 118 diputados del
congreso constituyente, 74 eran masones. Fue así como la filosofía
masónica, el pensamiento liberal y la doctrina de la justicia social
quedaron tristemente plasmados en nuestra Carta Magna. En la integración
de la jauría revolucionaria la influencia masónica es incuestionable;
la consolidación del sistema político mexicano obedeció a la presencia
de la ideología liberal de militares y políticos.
LA CRISTIADA CONTRA LA MASONERÍA
Es innegable también que la masonería norteamericana ha metido las manos
en la conducción política en nuestro país. Los masones mexicanos han
reconocido que si nada puede hacerse contra los Estados Unidos, nada
puede hacerse sin ellos. En la época de Emilio Portes Gil la masonería y
el Gobierno estaban tan estrechamente relacionados que era preciso ser
masón para ocupar un puesto de importancia.
Hasta la década de los treinta para ser político u oficial del ejército
se tenía que ser masón. Para dar idea del poder que la masonería tenía
en la vida política del país recordemos que luego de los acuerdos
tomados para intervenir en el conflicto religioso de la Cristiada , la
propia masonería recriminó públicamente al Presidente de la República
Lic. Emilio Portes Gil el haber dialogado con la Iglesia, a lo que el
Presidente contestó públicamente:
“y ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente al
Estado, y ha declarado sin tapujos que se someterá estrictamente a las
leyes. Yo no podía negar a los católicos el derecho que tienen de
someterse a las leyes … la lucha es eterna, la lucha se inició hace 20
siglos … y mientras yo esté en el Gobierno, yo protesto ante la
masonería que seré celoso de las Leyes Constitucionales… en México, el
Estado y la masonería, en los últimos años, han sido una misma cosa.”
Desde la introducción de la masonería en México, hasta 1926, los ritos
yorkino y escocés, estuvieron dirigidos por extranjeros, principalmente
norteamericanos. Esto explica que los dirigentes masones respondieron a
los intereses extranjeros antes que a los intereses mexicanos. El
General Lázaro Cárdenas del Río que fue iniciado en la Gran Logia
Nacional Mexicana cuya fuerza había decaído considerablemente, decide
fundar el 22 de junio de 1927 la Gran Logia Simbólica Independiente
Mexicana, que a pesar de no ser bien vista ni reconocida entre los ritos
existentes, gozó de gran popularidad y se difundió por toda la
república.
Cientos de talleres masónicos se establecieron lo que propició la
difusión y penetración de la ideología cardenista; fue la fuerza de
estas logias cardenistas la que, verdaderamente llevó al poder a don
Lázaro; desde luego con la aprobación y apoyo del hermano mayor grado
33o., el dirigente masón, General Plutarco Elías Calles. Con Lázaro
Cárdenas del Río la masonería mexicana vivió su mejor época. La historia
nos señala que casi todos los funcionarios gubernamentales y altos
oficiales del ejército eran masones. En ese tiempo se acuñó una
frase:¿Quién que es, no es masón? Al llegar el cambio presidencial de
don Lázaro, las luchas políticas afloraron y los preceptos morales de la
orden masónica, la obediencia a los juramentos y el amor fraternal se
esfumaron. Hubo zancadillas, traición, puñaladas por la espalda y
difamación; las luchas fratricidas fueron el orden de cada día; cientos
de Caínes eliminaron de la política a sus hermanos Abeles y la
decadencia de la masonería hizo su aparición.
LA ERA MODERNA
Con la llegada al poder del General Manuel Ávila Camacho, masón grado
30º, y del Lic. Adolfo López Mateos, masón grado 18º, hubo acciones en
favor de la masonería.
En una entrevista por televisión llevada a cabo hace alrededor de un
cuarto de siglo Luis Spota preguntó a Alfonso Sierra Partida: “¿la
masonería tenía una gran importancia, por lo menos a nivel de hombres
políticos, de hombres públicos; o ha decrecido, en términos generales,
el interés por la masonería en México, o por el contrario, ha aumentado?
El Presidente Vitalicio de la Confederación Nacional de Grandes Logias
Regulares de la República Mexicana contestó lo siguiente: ” yo no estoy
autorizado para denunciar a mis hermanos; pero lo puedo hacer. Los
secretos masónicos son en realidad sumamente relativos. La masonería ha
tenido en México, venturosamente, para el desarrollo social, político y
filosófico de nuestro país, preponderancia en todas sus etapas que
consideramos positivas, como la Independencia , La Reforma y la
Revolución. Hombres de la masonería intervinieron en forma definitiva en
el logro de estos cambios sociales en épocas anteriores, pues entre
ellos podríamos citar en la Independencia al mismo Hidalgo, a Morelos, a
Vicente Guerrero, a Nicolás Bravo, a Mina, a Guadalupe Victoria; de la
Reforma casi no tendríamos tiempo de hablar, están Juárez y la pléyade
extraordinaria de hombres que le siguieron como Ramírez, Ocampo, Prieto,
Arriaga, Mata, Zarco y Gómez Farías. Y en la Revolución Mexicana :
Madero, Carranza, Belisario Domínguez, Serapio Rendón, Calles, Obregón,
Portes Gil, Mújica, Jara, Abelardo Rodríguez, Lázaro Cárdenas, en fin no
acabaríamos nunca con la lista de masones”.
Desde el punto de vista histórico y sociológico, la masonería mexicana
es poco conocida por el pueblo. La bibliografía existente nos habla de
ritos, de anécdotas, o nos refiere ciertos aspectos de algunos masones.
Es por ello que, escribir sobre la participación directa de masones en
la política es difícil ya que la fuente principal de información está
representada por opiniones de masones autorizados.
Opinión de Alfonso Sierra Partida: ” la masonería es un sistema moral,
velado por alegorías e ilustrado por simbolismos que tienden
fundamentalmente a superar a los hombres impartiéndoles un conocimiento y
forjándoles una ética altísima con objeto de que sepan vivir con los
demás hombres, sin distinción de razas, de ideologías o de religión.
Siempre tras la dignidad humana, que es la máxima aspiración. Por encima
de las leyendas negras que a su alrededor se han forjado, tiende a
transformar hombres, en el estricto y buen sentido de la palabra,
entregándoles una ética que los convierta en individuos útiles a la
sociedad y a sí mismos”.
Opinión de José Esquivel Pren: “la masonería está considerada, por mucha
gente que desconoce su trayectoria y su conformación interna, como una
institución anacrónica, fuera de época. Pero lo extraordinario es que la
masonería ha logrado supervivir, desde el medioevo, hasta nuestros
días.” Opinión de Mario Sales Rovira: “en 1975 había 19 Grandes Logias
regulares, algunas de las cuales agrupaban, cada una, a grandes
conjuntos de afiliados, once Grandes Logias Escocesas irregulares e
infinidad de talleres en el Rito Nacional Mexicano.
En la Gran Logia “Valle de México” se cuenta ahora con más de 140
talleres jurisdiccionados y con un territorio que abarca 10 Estados de
la República. Deben mencionarse también las Grandes Logias Regulares y
Estatales de Nuevo León y Tamaulipas; así como la Gran Logia Occidental
Mexicana que, activamente ha venido trabajando y a la cual le dio
sobresaliente impulso su ex Gran Maestro José Guadalupe Zuno Hernández”.
Opinión de Vicente Lombardo Toledano: “desdeñar la política en la
masonería mexicana es cercenarse el 80% de lo que la masonería debe
significar en la vida activa del país”.
Opinión de un representante del Rito Escocés: “nosotros no vamos a ser
espectadores pasivos de nuestro momento histórico, sino que hemos
decidido colaborar activamente con los hombres que guían a nuestro país
en la solución de los grandes problemas que nos aquejan,
fundamentalmente con toda la fuerza de nuestra organización nacional”.
Opinión de un representante del Rito Nacional Mexicano: “consideramos a
la política como una ciencia social que nos permite manejar los
instrumentos para dar la solución más concreta y acertada al problema de
nuestro país. Consideramos que la Reforma del Poder Ejecutivo es la
solución más concreta y atinada a los actuales problemas de decisión del
Gobierno de la República y de nuestro pueblo”.
San Pío X |
“No venerables hermanos -hay que recordarlo enérgicamente en estos
tiempos de anarquía social e intelectual, en que cada individuo se
convierte en doctor y legislador-, no se edificará la ciudad de un modo
distinto a como Dios la ha edificado; no se levantará la sociedad si la
Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización
no está por inventar, ni la ciudad nueva por construir en las nubes. Ha
existido, existe: es la civilización cristiana, es la ciudad católica.
No se trata más que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus
fundamentos naturales y divinos contra los ataques siempre nuevos de la
utopía malsana de la revolución y de la impiedad: omnia instaurare in
Christo”.SAN PÍO X
Bibliografía:
-Nacimiento, grandeza, decadencia y ruina de la Nación Mejicana. Pedro Sánchez Ruiz
-América peligra. Salvador Borrego
-Episcopado y gobierno en México. Alfonso Alcalá
-Historia de la Iglesia Católica IV. Montalbán
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JOEL ROBERTS POINSETT
Primer embajador norteamericano en México
Fundador del Rito Masónico de York en México
(21/2/2011)
tags: HISTORIA-RELIGION-MEXICO
Apenas independizado México de España por Agustín de Iturbide en 1821,
llegó al país como enviado oficioso de los Estados Unidos, Joel Roberts
Poinsett, para hacer gestiones tendientes a beneficiar a su país, y tuvo
tal influencia en nuestros asuntos políticos y sociales, que marcó el
rumbo de nuestra nación hasta nuestros días.
Formación
Poinsett nació el 2 de marzo de 1779 en Charlestón, Carolina del Sur;
su familia descendía de hugonotes franceses. Estudió en la Universidad
de Edimburgo y en la Academia Militar de Woolwich. Practicó el Derecho.
Viajó por Suiza, Francia, Italia, Suecia, Finlandia, Rusia y Prusia,
todo lo cual le proporcionó conocimientos invaluables que habrían de
servirle como agente al servicio de su patria. Empezó en Argentina en
1810, donde no tuvo éxito; continuó en Chile, promoviendo y participando
en revueltas contra los españoles, por lo cual fue expulsado de ese
país en 1815.
Poinsett e Iturbide
El Secretario de Estado, Henry Clay lo nombró como agente no oficial
ante el gobierno de Iturbide, y llegó a México por primera vez el 28 de
Octubre de 1822. Seis días después de su llegada se entrevistó con el
Emperador, quién lo recibió cortés pero fríamente, debido a que
desconfiaba del visitante. Desde el primer momento hubo una mutua
antipatía, dadas las características de ambos personajes: Iturbide
católico, militar, acostumbrado al gobierno monárquico español, y
Poinsett protestante, masón, anti-católico, anti-español y
anti-monárquico furibundo, fanático de su sistema norteamericano
republicano y novedosamente democrático, pero sobre todo agente secreto
de su país, que venía dispuesto a obtener el mayor provecho posible de
la situación política que se vivía en México a raíz de la Independencia.
Poinsett propuso a Iturbide que adoptara para México un sistema de
gobierno republicano como el de los Estados Unido; Iturbide le contestó
que esa forma de gobierno era desconocida en nuestro país y no era apta
para la nación, que desde la Colonia se había regido por la monarquía
española. Tal respuesta molestó mucho a Poinsett, quien, al igual que
sus compatriotas, era fanático de su sistema político, como sucede en
nuestro días, en que los Estados Unidos insiste para que en todo el
mundo se implante su forma de gobierno, sin tomar en cuenta las
características sociales y políticas de cada país. Tal negativa de
Iturbide aumentó la antipatía que Poinsett tenía hacia él.
El enviado oficioso proponía al gobierno mexicano lo siguiente: Ajuste
de las fronteras de ambos países (favorable a los Estados Unidos), un
tratado comercial y que se les vendieran Texas, Nuevo México, Coahuila,
Nuevo León, Sonora y las Californias. El rechazo por parte de Iturbide y
del Sr. Azcárate, encargado para tratar con Poinsett, fue total. Esto
fue un duro golpe para el enviado, quien además traía otras
instrucciones confidenciales: si Iturbide aceptaba sus propuestas, se
reconocería a su gobierno, pero en caso contrario, como sucedió, habría
que derrocarlo.
Fracasada su misión, Poinsett regresó a los Estados Unidos, quince días
después de su llegada a México. Luego de lo anterior, sucedieron los
trascendentales hechos políticos de la abdicación y exilio de Iturbide
así como su fusilamiento al regresar, en el pueblo de Padilla,
Tamaulipas, el 19 de julio de 1824, por decreto del Congreso que lo
había derribado. Los historiadores coinciden en que la caída de Iturbide
se debió a las intrigas de Poinsett junto con las logias masónicas, por
haberse negado a las propuestas norteamericanas anteriormente citadas.
Fundador del Rito Yorkino en México
Al caer el Imperio, gobernó al país un organismo llamado Supremo Poder
Ejecutivo, que actuó el 30 de marzo de 1823 al 10 de octubre de 1824,
integrado por tres generales: Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo,
Guadalupe Victoria, con otros tantos suplentes y sus respectivos
ministros. La nación quedó en gran desorden político, se separó
Centroamérica, y otras provincias también intentaban hacerlo. Se integró
un nuevo Congreso, que aprobó el régimen republicano y federal,
confirmado con la Constitución del 4 de octubre de 1824, donde se impuso
el criterio del destacado miembro de la masonería, canónigo de la
catedral de Puebla, Miguel Ramos Arizpe, quien hizo el proyecto de la
Constitución y puso nombre al país como Estados Unidos Mexicanos
imitando a nuestros vecinos del Norte.
En esta situación aparece de nuevo Poinsett, pero como ministro
plenipotenciario de los Estados Unidos, y el 1º de julio de 1825
presentó sus credenciales al ya nombrado primer Presidente de México:
Guadalupe Victoria. En ese tiempo era decisiva la influencia de la
masonería escocesa, quien había provocado la caída de Iturbide, aún
cuando muchos de sus miembros simpatizaban con algunas de sus ideas,
tales como un gobierno centralista y la unión de todas las razas y
clases sociales. Todo esto chocaba con los planes de Poinsett, y el rito
escocés ya no le resultaba útil, por lo cual decidió fundar uno nuevo,
el de York; pidió autorización al Gran Maestre de Filadelfia Thomas
Kittera, e instaló el nuevo rito en su casa el 29 de septiembre de 1825,
adhiriéndose a él mucha gente inexperta pero ambiciosa que deseaba
poder y dinero. Fueron mienbros distinguidos de esta logia el yucateco
Lorenzo de Zavala, el canónigo Ramos Arizpe, el Secretario de Hacienda
Ignacio Esteva y el sacerdote José M. Alpuche.
El nuevo rito fue núcleo del Partido Popular, base a su vez del Partido
Americano y luego del Partido Liberal. Quizás fue éste el hecho más
trascendental, social e inclusive religioso, hasta nuestros días.
“El carácter nefasto de la nueva fundación masónica no radicaba tanto en
su propia naturaleza, cuanto en la guerra sin cuartel que habría de
provocarse luego entre ambos ritos enemigos. En el momento en que la
seguridad de la nueva nación exigía la supresión de los odios y
banderías de secta, vino a arrojarse la semilla que daría por fruto no
transitorias disidencias, sino una constante guerra civil. Frente a este
hecho, reconocido aún por quienes mantienen ciertos lazos de afinidad
con los grupos que Poinsett auspició, resultan pueriles los alegatos del
más fervoroso biógrafo del charlestoniano (Lorenzo de Zavala) quien
asegura que Poinsett no estableció el Rito de York para que chocara con
los escoceses, sino exclusivamente para extender a México una jerarquía
masónica más elevada”.
Las divisiones políticas entre yorkinos y escoceses, llevaron a motines y
pronunciamientos como el de La Acordada, el saqueo de Parián y la toma
del Palacio Nacional, para poner en la presidencia al Gran Maestre
yorkino Vicente Guerrero, con las consiguientes perdidas humanas y
materiales, todo alentado por el Embajador americano y sus seguidores.
Expulsión de los Españoles de México
Poinsett fomentó la Leyenda Negra anti española, exaltó la “gran cultura
indígena” destruida por los españoles en el siglo XVI, que implantaron
el robo y el asesinato en lugar de las nobles costumbre indígenas; la
horrible inquisición, los Autos de Fe, etc.
En estas ideas anti españolas,-que han llegado hasta nuestros días- se
pueden ver las intenciones de desquiciamiento del país: aniquilados los
españoles de sangre y cultura, los indígenas podrían ser presa fácil; y
si aquí se había logrado el mestizaje, era forzoso separar las razas
para dominarlos. En medio de esa efervescencia, el descubrimiento de una
conjura promovida por el clérigo español Joaquín Arenas para restaurar
el gobierno español, sirvió de pretexto para la persecución y expulsión
posterior de los españoles. Esta conspiración, manipulada por los
yorkinos con falsos testimonios y propaganda, aumentó el odio contra los
españoles, “que era uno de los fines perseguidos por Poinsett para
hacer caer a México bajo su influencia, separándole del predominio
europeo”.
La expulsión total de españoles ocurrió el 20 de marzo de 1829, ocasionándole un triple perjuicio al país:
-Demográfico, por pérdida de habitantes en varias regiones.
-Económico, por pérdida de capitales, industrias y tierras productivas útiles para el desarrollo del país.
-Religioso, por la pérdida de sacerdotes y religiosos, y de las misiones
de Nuevo México, California y otras regiones volviendo a caer en la
barbarie los indígenas semi-civilizados.
Acerca de lo anterior escribió el famoso historiador Alberto María de
Bustamante en su Gabinete Mexicano, citado por Alberto María Carreño:
“En esta sazón apareció Poinsett con el depravado designio de fomentar
la desunión, no sólo entre los mexicanos y españoles, sino entre los
mismos mexicanos, diseminó a todos sus agentes por toda la República,
que correspondieron exactamente a su misión, sembrando la discordia
entre hermanos. Nuestra República era entonces la imagen del infierno,
pues todos se hostilizaron sin piedad; logró por fin, no sólo dividirnos
para que su misión sacase todo el partido posible de nuestra desunión,
desmembrándose la integridad de nuestra República, sino que se diese la
ley de expulsión de españoles, para que emigrando a Norteamérica con sus
inmensos capitales, aumentasen la riqueza de su nación…”
Poinsett Expulsado de México
Tanta inestabilidad provocó Poinsett en el país, que se levantó un
clamor popular exigiendo su expulsión. El ministro de Asuntos
Exteriores, José María Bocanegra, por órdenes del presidente Guerrero
pidió el retiro del embajador el 1° de enero de 1830. En ese mismo mes y
año, Poinsett salió de México para no regresar más, pero dejaba al irse
120 logias yorkinas, que habrían de continuar su obra a todo lo largo
de nuestra historia.
“La atención pública se entretuvo con la salida de México del famoso
Poinsett, que El Sol anunció el día 4 diciendo: ‘El domingo 3 de enero
salió de México Poinsett: al huir de entre nosotros este famoso autor
del yorkismo iba acompañado de millones de maldiciones…”
Así salió Poinsett de México, luego de haber ejercido una gran
influencia política al servicio de intereses expansionistas de su país
por medio de las logias yorkinas supeditadas a las norteamericanas, y es
triste constatar que muchos mexicanos de diversas categorías estuvieron
a sus órdenes y sirvieron incondicionalmente a sus fines, tal vez por
ignorancia o ambiciones personales.
En nuestra historia, sobre todo la oficial, se habla muy poco de este
personaje tan importante para explicar muchos acontecimientos que nos
afectan hasta nuestra época actual.
Bibliografía:
- José Fuentes Mares, Historia de una gran intriga, Editorial Jus, México 1975, pág. 130.
- Alfonso Toro, Historia de México, Editorial Patria, México 1961, pág. 289
- Alberto María Carreño, México y los Estados Unidos de América, Editorial Jus, México, 1962, pág. 122.
- México a través de los siglos, t IV; México independiente, Editorial cumbre, México, 1975, pág. 231.
- Juan B. Íñiguez Dios nunca muere Otoño 2005 N° 22.
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Extraido de: http://pildorasantimasoneria.blogspot.com.es/2012/11/mexico-la-masoneria-en-su-historia-la.html
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