New Age y maquinas contra el hombre

Del hombre máquina que vuelve, y la inutilidad de la New Age

A las 9:53 PM, por Alonso Gracián
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0 La New Age pretende combatir el mecanicismo moderno con su irracionalidad, y el resultado es catastrófico. Mucha gente hastiada del vacío mecanicista se hunde en el pensamiento novaeriano y su pseudometafísica mágica.
1 La New Age es una tentación demoníaca –para huir del materialismo mecanicista. Los extremos se tocan. Contra su irracionalismo van surgiendo formas de filosofía mecanicista atea, por ejemplo en psicología, biotecnología, educación. Pero el círculo se cierra y el ahogo espiritual va en aumento. Sólo Cristo puede arreglarlo.
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2 La sensación desagradable y tenebrosa que nos invade cuando contemplamos obras de arte desproporcionado y absurdo,  formas portadoras de ese espíritu asimétrico o simétrico-artificial que inspira profundamente el arte postmoderno y la cultura de las sociedades apóstatas,
–y disfrazado de utilitarismo técnico, en que la asimetría es técnica constructiva, por influencia oriental. Es la opresión terrible del mundo exclusivamente irracional del mecanicismo absurdo, que de forma tan impresionante denuncia Kafka en “El proceso". La asimetría irracional y la simetría mecanicista son formas hermanas del voluntarismo antropocéntrico.
3 Por influencia de Descartes, la mayoría de los filósofos naturales, en especial los fisiólogos, se hicieron mecanicistas. Su optimismo técnico convirtió al ser humano en un robot cuya alma era una parte más del engranaje. Todavía este tema obsesiona al cine postmoderno, que hereda la temática.
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4 Borelli en su “De motu animalium", 1680, concibe al ser humano como una máquina hidráulica. El sentido vital creatural de la fisiología humana quedaba por tanto vedado a la razón. Pronto el optimismo mecanicista degeneró en pesimismo. De esta manera el ateísmo radical entró en la ciencia de la mano del materialismo mecanicista, que hallaba su punto álgido en el sensualismo desesperado y sin Dios de La Mettrie y su “El hombre máquina". Pronto la ciencia sería utilizada para el ejercicio del mal, siendo devorada por la técnica.
5 Los filósofos naturales ingleses intentaron explícitamente luchar contra el mecanicismo –Los robots no tienen organismos, sino engranajes de sombras y ruedas dentadas.– En 1704 el gran botánico y ornitólogo John Ray publica “La sabiduría de Dios manifestada en las obras de la Creación", una bella obra científica. La obra de Ray influría decisivamente en William Paley (1743-1805) en su “Teología natural", de 1802.
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6 También el mecanicismo penetró en la Teología. La casuística moral, el examen de cumplimientos como una forma natural de salvación por vía de absoluto derecho retributivo, el engranaje de la ética antropocéntrica y el desprecio de lo sobrenatural-gratuito y del gozo profundo de la vida en el Espíritu. La religión convertida en una máquina voluntarista de moralidad, que tanto denunció Léon Bloy. La religión pelagiana como una máquina hidráulica de moralidad autorredentiva.
7 Frente a todo esto, nosotros celebramos a Dios Creador y la belleza sobreabundante de todo aquello que salió de sus manos en su inefable desborde de sobreabundancia, accesible a la razón iluminada por la fe. Frente a todo esto, nosotros propugnamos la pura gratuidad de la Gracia y la liberación sobrenatural de la razón y la belleza.
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8 Celebramos una ciencia recta y gozosa no reductiva. Y advertimos de la vuelta del mecanicismo, bajo otras formas pseudocientíficas enemigas de la vida, como una técnica de dominio al servicio de la muerte. Vuelve la ciencia del hombre máquina con sus técnicas inhumanas in vitro, y la perversión radical del sentido de la vida humana, para la cual el  nasciturus es sólo una pieza más que se puede extirpar; los embriones son congelables y reutilizables… y la vida del ser humano deviene en engranaje. Es el neomecanicismo que revive con la bestia liberal y su cultura de la muerte
9 Frente a esto no vale solamente la razón, por muy recta que sea. Es necesaria la fe iluminando la razón, auxiliada por la gracia. Es necesario el regreso de una Ciencia teotrópica, como en tiempos de la Cristiandad, que haga frente al antropocentrismo técnico. Una ciencia preparada, si hace falta, para el martirio.
10 La enfermedad mecanicista necesita de una medicina que sólo Cristo, el Logos viviente, puede ofrecer. Porque a Él pertenece la verdadera Ciencia, y es la causa de toda sabiduría.

Texto extraido de: http://infocatolica.com/blog/mirada.php/1410060953-29-del-hombre-maquina-que-vue#more26687